Los Reds jugaban la final de una Copa de Europa en Roma por segunda vez, pero en esta ocasión todo era diferente ya que el equipo con el que se enfrentarían era uno de los dos dueños del campo, era la Roma de los Falcao, Cerezo, ... . El mayor hándicap de la final era que el público sería mayoritariamente romanista, pero este punto negativo no haría callar las voces de los reds allí desplazados.

Los favoritos eran los romanistas. Tal era el convencimiento de que ganarían la final que se habían vendido, antes de la final, bufandas con el nombre del equipo como campeones de Europa. Ese detalle jugó en su contra ya que la presión fue para los romanistas, sin embargo los Reds, en el túnel de vestuarios, estaban cantando, para sorpresa de los jugadores de la Roma. No podían creer que estando en una final de Copa de Europa los rivales estuvieran tan relajados.

El único integrante del equipo que en 1977 ganó la otra final de Roma era Phil Neal, y quién mejor que él para abrir el marcador. A los 14 minutos de partido, en una jugada embarullada en el área del equipo romanista, el balón cayó en los pies del dos del Liverpool y el balón acabó en las mallas de la portería de Tancredi (actual ayudante de Fabio Capello).

Era el inicio soñado, pero el Liverpool no podía estar todo el partido defendiendo. Los romanistas empujaban y, con la manija de Bruno Conti y de Falcao, empezó a funcionar la maquinaria italiana. El Liverpool estaba negociando bien la renta que tenía en el marcador pero, cuando la primera parte tocaba a su fin, en una jugada de Bruno Conti desde la banda izquierda, colgó un balón que sería rematado por Roberto Pruzzo, dando lugar a la igualada en el marcador.

Tras una intensa segunda parte, en la que Steve Nicol tuvo el 2-1 tras una gran jugada de Kenny Dalglish, y una dura prórroga en la que hubo ocasiones por parte de los dos bandos, los de Fagan se tendrían que jugar la Copa de Europa en la tanda de penaltis.

Era la primera vez que se resolvía una final desde el punto fatídico, y ahí llegaría la hora de Bruce Grobbelaar. El portero sudafricano, internacional por Zimbabwe, tendría su gran momento en la tanda de penaltis. El primer penalty lo tiró Steve Nicol. El joven jugador no habría sido nunca uno de los lanzadores, pero el cambio de Kenny Dalglish por otro jovencísimo, Michael Robinson, hizo que tuviera que ser uno de los cinco elegidos, y falló su lanzamiento. El gol de Di Bartolomei ponía a los Giallorossi por delante. La Roma no tardó en fallar su primer penalty en pies de su estrella, Bruno Conti. Los siguientes lanzadores acertaron en su tiros hasta que comenzó el show de Grobbelaar. Empezó a “bailar” de un lado a otro, lo que pudo desconcentrar al jugador romanista Graziani, cuyo tiro, tras dar en el larguero, se iría fuera. El último tiro sería del héroe de la final de París tres años antes, Alan Kennedy que se dirigió hacía el balón con convencimiento y con su lanzamiento que engañó al portero giallorosso. Ese gol daba la cuarta Copa de Europa a los Reds.

Sobre la consecución de la copa hay miles de anécdotas, entre las que destacan que Michael Robinson olvidó la copa antes de subir al avión, o que cuando se enteraron de que el rival sería la Roma, en el vestuario se dijo "estupendo, seremos los primeros en ganar una Copa de Europa en el campo del equipo rival".

1 Bruce Grobbelaar , 2 Phil Neal, 3 Alan Kennedy, 4 Mark Lawrenson, 5 Ronnie Whelan, 6 Alan Hansen, 7 Kenny Dalglish (min.94 Michael Robinson), 8 Sammy Lee, 9 Ian Rush, 10 Craig Johnston (min.72 Steve Nicol), 11 Graeme Souness (c)

1. Franco Tancredi, 2 Michele Nappi, 3 Sebastiano Nela, 4 Ubaldo Righetti, 5 Falcao, 6 Dario Bonetti, 7 Bruno Conti, 8 Toninho Cerezo, 9 Roberto Pruzzo, 10 Di Bartolomei, 11. Francesco Grazini