A priori el Oldham (League One) era un rival sencillo, y más si Gerrard entraba en el once inicial tras varios meses de baja, pero la sobrecarga de partidos hizo mella en los pupilos de Kenny Dalglish y el Oldham, en una primera media hora de gran nivel, se ponía por delante en el marcador de Anfield. El partido se podría haber convertido en una pesadilla para el Liverpool, pero afortunadamente los reds reaccionaron con rapidez y dejaron el gol en un mero susto. Bellamy, desviando un tiro de Shelvey, empataba, y el Liverpool terminaría goleando por medio de Gerrard, de penalty, el propio Shelvey, Carroll y Downing.

El sorteo deparó un partido de máxima rivalidad en las primeras rondas. Al Liverpool se le presentaba la oportunidad de dar cumplida venganza de la eliminación de F.A. Cup de la temporada anterior a manos del Manchester United, en el primer partido de Kenny Dalglish al frente del Liverpool en esta segunda etapa de entrenador. Además el partido estaba cargado de morbo por el regreso de Patrice Evra a Anfield tras la acusación de racismo sobre Luis Suárez que hizo en ese mismo escenario (el uruguayo no pudo jugar por la sanción que le impuso la F.A.). El ambiente estuvo por todo lo alto, sin que, afortunadamente, se viera juego brusco sobre el césped.

Daniel Agger adelantaba al Liverpool de cabeza en un corner lanzado por Steven Gerrard, Anfield enloquecía, y mandaba un mensaje claro a los ocupantes de Annie Road: "We only hate mancs, we´re not racists, we only hate mancs". Pero el United empataría antes del descanso con un remate certero del coreano Park. En la segunda parte el Liverpool se haría con la victoria, gracias a diez minutos finales para enmarcar. Dirk Kuyt se convirtió en el protagonista de todas las acciones en ataque de los reds, y sería el encargado de marcar el definitivo gol de la victoria con un precioso remate a bote pronto tras una prolongación de cabeza de Andy Carroll. La victoria se celebró en Liverpool durante días.

Tras el subidón de adrenalina que produjo eliminación del Manchester United, al Liverpool le tocaba enfrentarse a un rival que nos había gustado mucho en el enfrentamiento de Copa de la Liga, el Brighton de Gustavo Poyet.

Lo cierto es que el partido de F.A. Cup fue mucho más sencillo. El Liverpool encarrilaba la eliminatoria con un gol tempranero de Martin Skrtel de cabeza, sin embargo los Seagulls reaccionarían y el magpie Lua Lua marcaría un fabuloso gol para empatar la eliminatoria. Sin embargo su alegría fue efímera, ya que el Liverpool terminaría goleándoles, o más bien deberíamos decir que se golearon a ellos mismos, puesto que introdujeron el balón en su propia portería hasta en tres ocasiones. Los otros dos goles reds los marcarían Carroll, y Suárez, quien falló un penalty.

No sería el partido contra el Brighton el único que llevaría al Liverpool a reencontrarse con viejos conocidos de la Copa de la liga. En la siguiente ronda los de Kenny Dalglish se enfrentarían al Stoke City. Eso sí, sin el "factor Britannia" jugando a su favor.

El partido estaba tan trabado como se puede esperar cuando te enfrentas al Stoke hasta que Luis Suárez se inventaba un tiro pegado al palo tras una gran pared con Maxi Rodríguez. El Liverpool abría la alta, y le tocaba exponer al Stoke, y lo hizo con sus armas, lanzando tres corners consecutivo que la zaga del Liverpool no era capaz de despejar, hasta que Crouch empata el partido, tan solo tres minutos después del gol de Suárez. Pero sería Downing el que decidiera el pase del Liverpool a las semifinales de F.A. Cup con una gran jugada a banda cambiada, que culminaría en un certero tiro desde la frontal de área. El Liverpool volvería a Wembley, apenas dos meses después.

El sorteo de semifinales deparaba un partido emotivo en Wembley. Nada más y nada menos que otro derbi de Merseyside. Como era de esperar el ambiente en las gradas fue magnífico, destacando el homenaje en forma de silencio en recuerdo de las víctimas de Hillsborough, respetado escrupulosamente por ambas aficiones, no en vano muchas familias de evertonians se vieron tocadas por la tragedia.

En lo deportivo, el partido fue emocionante, pero los movimientos en el marcador se desencadenaron por errores defensivos. En primer lugar de Carragher, y después de Distin. Dos grandes artilleros como Jelavic y Suárez no dudaron a la hora de materializar los regalos. En la segunda parte Andy Carroll parecía tener imán en todas las ocasiones de gol, aunque terminaba rematando defectuosamente, hasta que, cuando se esperaba la prórroga, introducía un testarazo en la portería de Howard. Los Reds disputarían dos finales en un año.