La Pizarra de EEA: Los vicios y virtudes del Liverpool de Rodgers

by - octubre 17, 2012




Los vicios y virtudes del Liverpool de Rodgers



Una vez transcurridos los dos primeros meses de competición oficial, y aprovechando el respiro que nos ofrece el calendario, vamos a analizar las variantes que nos ha ofrecido el Liverpool de Brendan Rodgers, desde el punto de vista táctico y estratégico. Es una evidencia que no se están obteniendo los resultados deseados, pero es de esperar que, siguiendo la misma línea, terminen por llegar.


Por Luis JFT96 (@luis_jft96)

No creo que mienta si afirmo que a todos nos cogió por sorpresa la decisión de la directiva del Liverpool sobre quién sería el sucesor de Kenny Dalglish en el banquillo de los Reds. No porque el técnico elegido nos disgustara sino, más bien, por el perfil de entrenador del que se trataba. En medio de una época de crisis deportiva los grandes clubes suelen ser atraídos, como las moscas a un pastel, por los grandes nombres del mercado de entrenadores, sin embargo el cuadro de mando del Liverpool apostó muy en firme por un cambio de estilo, y por el entrenador que mejor lo había llevado a la práctica en Reino Unido.

La transición entre Dalglish y Rodgers no está siendo sencilla.
A medida que avanzaba la pre-temporada fue tomando sus decisiones sobre los jugadores que quería tener a su lado, y los que debían salir del club porque no se adaptaban a su esquema de juego. Algunas de las bajas le trajeron bastantes críticas, como la cesión de Andy Carroll al West Ham United, aunque bien es sabido que su idea era cubrir su salida con la llegada de Dempsey. Quizá el caso del propio Carroll sea un claro ejemplo del camino que quería tomar el nuevo Liverpool de Rodgers. Las condiciones innatas del delantero centro inglés son muy útiles para ciertos estilos de juego, por ejemplo tendría sitio seguro en el esquema de Tony Pulis, sin embargo para Rodgers suponía el riesgo de ir a "lo fácil", de precipitar el juego ofensivo de los Reds. Da la sensación, y es una opinión personal, de que le horrorizaba ver cómo se volvía a repetir el recurso del último año de enviar un balón en largo para que fuera Carroll desde una posición avanzada el que iniciara las jugadas de ataque. Él quería que el rematador del equipo participase en la construcción de juego del equipo, y ése era un papel hecho a medida para Luis Suárez. Lo cierto es que visto con perspectiva la cesión de Carroll puede que no haya sido la mejor decisión que ha tomado un técnico del Liverpool en la historia... a buen seguro que en partidos como el que disputaron contra el Stoke el pasado fin de semana hubiera sido un recurso más que útil.

Otro de los aspectos que está caracterizando a éste nuevo Liverpool es la apuesta descarada por el talento, más allá de otras virtudes como la experiencia o el carisma. Los más beneficiados de ésta apuesta por la calidad, por encima de la edad, son Raheem Steling y Suso Fernández. Ambos se han ganado a pulso un puesto en el once de gala de los Reds. Sin duda éste ha sido el mayor punto a favor de Rodgers en lo que va de temporada, ya que los entrenadores suelen ser muy timoratos a la hora de apostar por la cantera y más aún cuando están comenzando su carrera en un club. Los técnicos siempre prefieren ponerse en manos de los jugadores veteranos y asumir menos riesgos, pero éste no es el caso de Brendan Rodgers. A los ya mencionados, se les puede unir una innumerable lista de proyectos de la Academy que han participado con mayor o menor fortuna, Wisdom, Morgan, Sinclair, Yesil, Robinson, Flanagan,... incluso otros jugadores jóvenes, como Coates o Shelvey, aparecen ahora como las primeras opciones a la hora de sustituir a los titulares.

Pero la apuesta por el fútbol de toque no se limita a los jugadores con menos experiencia, los fichajes de ésta temporada tienen una clara vocación hacia el toque de balón y el control de juego mediante la posesión. Dos claros ejemplos de ello son Joe Allen, que se ha erigido como el timón del equipo y Nuri Sahin, quien además ha dado un plus al Liverpool a la hora de botar las jugadas a balón parado, que venía siendo una de las asignaturas pendientes de los Reds en las últimas temporadas.

 El Liverpool siempre permanece en el campo en un 4-3-3.

Uno de los aspectos de los planteamientos de Rodgers que, personalmente, más me incomoda es el inmovilismo del sistema de juego. El Liverpool sale a los partidos jugando un 4-3-3 y los finaliza con la misma distribución, con independencia de los que haya sucedido entre medias. Es cierto que la plantilla carece de un nueve puro, y por ese lado pueda tener cierta justificación, pero un entrenador debe reaccionar con rapidez a las incidencias que se produzcan en el terreno de juego. Un claro ejemplo puede ser el partido del pasado fin de semana contra el Stoke City. El rival apenas visita el arco de Reina, es más, apenas toca el balón, y aún así se mantiene la línea de cuatro defensas y no mete un jugador para hacer la función de segundo delantero.


 Esta imagen se viene repitiendo con asiduidad durante la temporada.

Otro aspecto que llama la atención y que, en buena parte, justifica la escasez de goles anotados, es el poco uso que el Liverpool hace del área rival. Todos nos hemos sentido frustrados en más de una ocasión por partido cuando Glen Johnson, Downing o Sterling, consiguen zafarse de sus marcadores meten un pase raso al área y no aparece nadie. La labor de trabajar el área no es exclusiva de Luis Suárez, que sale de su zona habitualmente para ayudar al equipo en la formación de las jugadas. Tan sólo Nuri Sahin parece entender que los jugadores que están por detrás del charrúa también tienen que jugar ese papel en un esquema con un solo delantero. El estilo de Rodgers en ocasiones peca demasiado de "sobar" la pelota, lo que ha provocado que en los dos últimos encuentros en Anfield se haya gritado aquello de "attack, attack, attack...", y es que a Anfield en ocasiones también gusta el vértigo.

En muchas ocasiones Joe Allen se encuentra solo ante el ataque rival.

Conviene destacar que, bajo mi punto de vista, la utilización de los hombres que juegan en las bandas está siendo magnífica. Rodgers casi siempre apuesta por un extremo puro, de los que están pegados a la cal y buscan encarar y desbordar al rival, como Sterling y Assaidi, con un jugador de banda que combine con sus compañeros y que ayude a crear las jugadas, como Suso o Downing. En esta demarcación el jugador que más perdido está es sin duda Fabio Borini, no sabemos si por la falta de costumbre de jugar en éste puesto, como le ocurría a Henderson la temporada pasada, o por la falta de calidad del italiano, aunque preferimos pensar que es lo primero.


Shelvey y Sahin son los enlaces con Luis Suárez.

Quizá el jugador al que más se le nota el crecimiento respecto a temporadas anteriores es Jonjo Shelvey, sin duda porque se le ha encontrado su sitio justo por delante de los dos mediocentros, siendo capaz de tener presencia ofensiva y un gran balance defensivo. El peso del jugador en el juego del equipo es evidente, más aún cuando no comparte terreno de juego con Steven Gerrard. Es un jugador al que no le pesa la responsabilidad, y un proyecto de jugador ilusionante.

Sobre la defensa y la portería hay poco que decir. El gran número de goles recibidos hasta la fecha responde más a errores individuales que a una mala disposición sobre el terreno. A los jugadores que conforman esta línea, Rodgers les pide un esfuerzo extra a la hora de sacar el balón jugado, y hay jugadores que se sienten más cómodos en ese papel como Johnson o Agger, y otros a los que se les atraganta un poco más como Skrtel o Carragher. La entrada de Wisdom en el equipo, propiciada por la lesión de Kelly y las molestias de José Enrique, ha aportado una novedad interesante, ya que al tener poca proyección ofensiva permite que Glen Johnson acuda con libertad al ataque, mostrando su mejor versión.

 Glen Johnson tiene libertad de movimientos al iniciar las jugadas.

Resumiendo, es imposible poner a todo el mundo de acuerdo pero lo cierto es que la apuesta de Rodgers por el añorado "passing game" gusta bastante en Anfield, prueba de ello es la paciencia que está teniendo el público que se ve plasmada en que, a pesar de que los buenos resultados no llegan, no ha habido ningún reproche desde la grada. Tenemos que mantener la esperanza.


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