LIVERPOOL-MÉXICO

by - abril 10, 2016


El Liverpool: la distancia y la magia.



Por Billy Escobar (@BillyEscobar7)

Así se presenta nuestro nuevo compañero Billy en Esto es Anfield, aunque el mercado de fichajes no está abierto, hemos decidido tirar la casa por la ventana. Dicen que la distancia no es el olvido, como decía aquella canción, muchos sin estar cada fin de semana pasando por los tornos de Anfield lo hicieron suyo este sentimiento. Bienvenido Billy a la familia de EEA.

A 8,680 kilómetros, 5,394 millas o 4,684 millas náuticas, se encuentra aquel amor que solo los que hemos sufrido, llorado y festejado, los éxitos y los fracasos, podrían entender. A la polémica, insegura, contaminada pero también histórica, cultural y amigable Ciudad de México y a la ciudad donde se encuentra ese amor, solo las conectan las relaciones internacionales por hermandad desde 1990 y una tienda departamental que lleva el mismo nombre.

Liverpool y mi ciudad, están conectados por esas dos cosas, tal vez también por miles de historias de viajes y de familias teniendo a familiares en una y otra, pero aquí, en uno de los países más futboleros en el mundo, el Liverpool también es sinónimo de fútbol, por los títulos que obtuvo, por la hazaña del 2005 y sin duda por Steven Gerrard, a grandes rasgos.

Mi historia empieza aquí, como mexicano aficionado al futbol, mi apreciación internacional por este deporte siempre se limitó a lo local, pero fue en una de aquellas tantas tardes de domingo del 2001, en las que mi familia se sentaba a ver el resumen deportivo, que el Liverpool apareció como aquella chica que te conquista por primera vez. El escenario: la final de la Copa de la UEFA, el rival: el Deportivo Alavés y el sello: el título en el último minuto del tiempo extra, una de las tantas hazañas que nos tiene acostumbrados este equipo, pero como no todo puede ser color de rosa, se acabó aquel resumen, menos de un minuto y yo apenas me había podido aprender un par de nombres de jugadores; a mis nueve años de edad.



Hay quienes no heredan otra cosa que el adorado nombre de un equipo... o el fútbol en sí, ese fue mi caso, para mi fortuna, nací en una familia que hasta la fecha y desde entonces: desayuna, come, cena y respira fútbol, así que con mi necedad de saber quien era ese equipo, empecé a interesarme por comprar los periódicos, las revistas donde pudiera venir algo de fútbol internacional y de ese equipo. En televisión, solo en el sistema de pago, podías ver un resumen con los 10 partidos de la Premier y apenas algo de las copas, en sí, nada.

Pasaron los años y el fútbol dejó de ser un tema exclusivamente familiar para convertirse en algo social, mucho más globalizado y con la apertura de los medios, cada semana podía ver un poquito más a ese amor que me había conquistado con 9 años, empecé a conocer su historia, sus hazañas, a sus jugadores, su afición, a la magia de Anfield, pero sobre todo, lo que me enamoró fue una cuestión de filosofía, identidad y orgullo, con el cual me identifiqué desde que empecé a conocerlo. De más está decir lo que significa el “You'll Never Walk Alone”, que cuando ves a alguien con la playera Red en la ciudad, te abrazas y disparas un “Nunca caminarás solo”.



Y este amor pocos lo pueden entender, es difícil de explicar a tantos kilómetros, sin estar cada 15 días en una tribuna de Anfield o por cuestiones de horario, perderte un par de partidos, sin embargo (y sé que muchos van a coincidir) el Liverpool es de esos equipos que aunque nadie te haya dado la bienvenida, te sientes parte de él, a pesar de todo. Es como ese amor a distancia al cual sin miedo le puedes decir: Te llevo siempre conmigo... No muy cerca, pero sí muy dentro.

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