Liverpool – Sevilla. Aún nos quedan muchas buenas noches que vivir

by - mayo 19, 2016


Tocarla con los dedos de la mano. 



Por Billy Escobar (@BillyEscobar7)

Los dedos no dan para escribir estas líneas, la mente aún divaga y se queda con tantas preguntas sobre el partido de hoy. El Liverpool nos acostumbró a dar la talla en los partidos importantes, anoche nos falló. Perdimos bien. Tal vez con errores arbitrales pero con más errores propios, con virtudes del rival. En un momento nos preguntamos por qué tantas lesiones, por qué sin centrales de nivel. Es raro.

A Klopp y los suyos se les vino el mundo encima tras haber resistido como jabatos ante esta gran añada sevillista, los Reds no solo mantuvieron el tipo, sino que llegaron a tener las llaves del paraíso en más de una ocasión.

Al Liverpool actual no le alcanzó para cobrar el protagonismo con el que soñaba su inigualable afición. Al proyecto Liverpool-Klopp la final le llegó temprano, con dos goles de Coke no pudo ser más puntual. Tantos para la historia por su valor, para mantener una barrera infranqueable desde 2005 entre los Reds y Europa. El mérito correspondió a un gran equipo, a un Sevilla que siempre fue respetada porque amedrentaba. Ahora, Sevilla, con su tercer título, merece ser admirado.



Fue una final honorífica para, Liverpool y Sevilla se tiraron el fútbol a la cara, el de cada cual, sin que nadie intentara reservarse algo. No hubo fuegos de artificio, sino un encuentro cuerpo a cuerpo, con timbre en las dos áreas, con Sturridge sembrando la ilusión, con los árbitros tomando su protagonismo en UEFA, con el balón dos veces a la mano, con Klopp y Emery destilando pasión, con un apoteósico Gameiro, un monumental Mignolet que salvó cuando su equipo parecía muerto y un solemne Coke. Sevilla, con mimo, dedicación y paciencia, ha acuñado un equipazo que puede crear escuela. No la tiene el Liverpool, pero se manejó como el equipo afanado que es y con el turbo a todo gas, por lo menos 45 minutos.



Ayer se perdió en el marcador, no en el orgullo, sí otro título, pero no el amor propio. Se ganó convicción, para hacer las cosas desde un principio bien, ayer fue reflejo de malas decisiones desde verano pasado, ayer no jugamos una final, jugamos mal. Tenemos que levantar.

Esta derrota debe de servir, hay que aceptarla como una señal de que estos planes no son sólidos, hay que reconstruir esos planes y en menos tres meses, nos embarcaremos otra vez hacia esa meta codiciada, sin rendirnos, sin caminar solos.



"Algún día verán al partido Basel como un punto importante en la historia de Liverpool" .- Jurgen Klopp


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