La sonrisa permanente, Coutinho.
Coutinho, la
magia de las playas de Ipanema al césped de Anfield.
Philippe Coutinho Correia ya se ha unido a la disciplina red. El jugador
brasileño, que esta última temporada tuvo pocas oportunidades en el Inter de Milán,
llega al fútbol inglés cargado de regates y “sombreros” para desconectar
defensas rivales, arrancando desde banda o por el medio. A buen seguro que se llevará los mayores
aplausos de la parroquia red. Su rapidez, sus pases milimétricos y
su magia harán levantar de los asientos en Anfield o en cualquier
sitio donde haya un aficionado red. Una recomendación, si quieren saber cómo es este jugador, pónganse a escuchar a uno de los tantos músicos brasileros para leer el post y comprenderán cómo es el fútbol de "El Mago".
Coutinho, nacido en el barrio de Botafogo, Rio de Janeiro, es el pequeño de
sus hermanos, Cristiano y Lenadro. El hijo de José Carlos y Esmeralda
siempre tuvo cerca su juguete favorito, el balón, en las calles de su barrio, con
sus amigos, como todo chico. Con siete años empezó a jugar en la “Escuelita”
(Escuela de Fútbol pagada). Se le llama así porque es un sitio en el que además
de enseñarte a jugar te dan clases. Pero si hubo un sitio donde comenzó a
aprender fue en las canchas de fútbol
sala y en las callejuelas de Río, allí empezó
a gestarse en crack este liviano jugador. Pronto se fijó en él uno de los grandes equipos de Río, los ojeadores de Vasco de Gama no dejaron pasar la
oportunidad de llevárselo para su cantera, y con siete años se embarcó en la
aventura de ir a ese club del que han salido jugadores como Romario, Bebeto,
Vava o Edmundo, pero Coutinho eligió el pase antes que el gol. El mago, como se
le conoce, ha ido cumpliendo etapas, en
este mal que sucede en el fútbol sudamericano de “volar” pronto de las raíces. A una edad muy temprana, con tan sólo 16
años, fue firmado por el gigante italiano, el Inter de Milán que siempre ha sido un equipo que se ha fijado en promesas o
estrellas brasileñas. Se hacía con los servicios de este "torcedor" de Vasco. Pero igual que le pasó a Pato con el vecino de la ciudad, el
Milán, tuvo que seguir jugando en el Estadio São Januário hasta que cumplió los 18
años. Dos temporadas más en el equipo de cruz de Malta, porque la FIFA no permite la
transferencia al extranjero de futbolistas menores de edad, que es cuando pudo
dar el salto a la vieja Europa, al calcio. Un fútbol que a priori no era el más
idóneo para un jugador que lleva la magia en sus pies, la cual siempre ha
demostrado en las categorías inferiores de la pentacampeona. Las
responsabilidades nunca le han pesado al jugador de 1.72 cm y siempre ha intentado
triunfar con la verdeamarelha, como sucedió en el Mundial Sub-20 en el que fue
de los mejores en el conjunto dirigido por Ney Franco.
En julio del 2010 llegaba a Milán un jugador tan grande futbolisticamente como el Duomo,
aunque su estatura física no diga lo mismo. Mucha calidad para ponerla a las órdenes
de Rafa Benítez, el madrileño había cogido el testigo de José Mourinho
y se había convertido en el nuevo
entrenador del que era el actual campeón de Europa. En esa primera temporada de
acoplamiento a una nueva ciudad, un nuevo fútbol, el carioca no deslumbró como
se esperaba, su juego no encontraba el sitio en el centro del campo neroazurri
y ya sin Rafa se pensó que lo mejor para
que su juego pudiera mejorar en Europa era una cesión a una liga mucho más
acorde con sus características y en la que pudiera crecer.
En el mercado invernal Coutinho se iba al Espanyol. Marco Branca, anterior
director deportivo del Inter de Milán no pudo dar entregar mejor carta de presentación, pensando en su vuelta al cuadro lombardo, “Coutinho es el
presente del Espanyol y el futuro del Inter. Es muy joven y fuera del campo es
intachable”. Claudio Ranieri dejaba marchar a una de las jóvenes promesas del
fútbol brasileño. Allí “Cou” se encontraría con Mauricio Pochettino, un amante
del juego combinativo y que con el
brasileño encontraba una pieza más para ese fútbol de carácter asociativo, en
un conjunto joven y con calidad Coutinho se encontró como pez en el agua, sus
goles, cinco, regates y buenas asociaciones con Álvaro Vázquez o Weiss, le
hacían estar volviendo a aquellos tiempos en los que Dedé y él destrozaban a las
defensas rivales. Tanto colocado en
banda como funcionando como segundo punta el carioca hacía temblar a las
defensas de la Liga. “La gran promesa” como le bautizó Rafa Benítez en su etapa
en el cuadro neroazurri, empezaba a encontrarse con aquel fútbol que le hizo
dar el salto a Europa. Pero no pudo quedarse en el conjunto perico, la vuelta
al Giuseppe Meazza era ya una realidad, sus buenos números le hicieron volver
a la Pinetina.
A su llegada al conjunto del norte de Italia, se encontró con un nuevo
entrenador, Stramaccioni, un joven entrenador que quería juventud en su equipo
y uno de ellos era Coutinho. La
aventura en la Liga le había venido bien y le quería para que hiciera
diabluras en ataque con Cassano, Rodrigo Palacio o Ricky Álvarez, pero nada más
lejos de la realidad, el liviano jugador brasileño tan sólo ha contado en 11
partidos para el técnico italiano, siendo la Europa League donde más
oportunidades ha tenido, lo cual hizo pensar en su salida. Andrea Stramaccioni
no le puede prometer minutos y el traspaso fue la mejor salida.
Este tímido jugador, fue apodado “Timidinho”,es admirador de Ronaldinho y Kaká. Se le ha comparado con la sensación brasileña, Neymar pero quiso salir a aclarar que en él no busquen al clon de Neymar, “Cou” es diferente. "Las características mías son diferentes de las de Neymar. Él juega más en el frente de ataque y cerca del gol. Yo más atrás y busco espacios para los delanteros".
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