La firma invitada: Analizando al equipo de Alan Pardew.

by - octubre 17, 2013


Newcastle, Oh, là, là



Visitamos St. James Park este sábado, el equipo de Alan Pardew ha cambiado de una temporada a otra, pensamos que mejor que Montse Garcia para hablarnos del conjunto “geordie” no había nadie mejor, Montse que escribe para Lineker Magazine y @Betfair_Es, ha realizado varios textos para Proyecto Panenka, también podéis escucharla en Es Radio, no había una persona mejor para analizarlo que ella. Os dejamos con su análisis sobre los magpies, muchas gracias por su colaboración.

Por Montse García. (@montse_garcia)

El Newcastle United se puede definir en una palabra: inestabilidad. Tan solo hay que mirar su rendimiento en las últimas cinco temporadas para comprobar que no viaja en un tren confortable, sino que está montado en una montaña rusa. Descendió, recuperó la categoría al año siguiente, se situó en la parte media de la tabla, se quedó a las puertas de la Champions logrando el billete para Europa y, en la pasada campaña, se temió por un indeseable desenlace. Vaivenes que son reflejo de lo que el club es a todos sus niveles: directiva, cuerpo técnico y plantilla. Solo se salva la afición.



Si hace apenas un año el Newcastle United pretendía construir un proyecto sobre una base sólida y pensando en el futuro con Alan Pardew al frente, una mala temporada por segundo año consecutivo podría llevar a que el técnico no cumpliera su prolongado contrato. Puede que cuando anunciaron su renovación por ocho campañas más no pensaron que las dudas llegarían tan pronto. El que estaba llamado a ser el curso de consolidación se convirtió desde el inicio en desilusión.

La 2012/13 fue una temporada frustrante para el Newcastle United. El recelo generado en los primeros encuentros se convirtieron en doce partidos de quince, de noviembre a enero, sin conocer la victoria en la Premier. Lesiones, bajo rendimiento y escaso acierto de cara al gol fueron el principal quebradero de cabeza de Pardew. La marcha de Demba Ba en el mercado invernal supuso la gota que colmó el vaso. Sin él, Cissé quedó huérfano. Perdió al jugador que le ayudaba a mejorar su efectividad. La respuesta del club tenía acento francés. Debuchy, Yanga-M’biwa, Gouffran, Haïdara y Sissoko llegaron para reforzar la plantilla. Marveaux y Bigirimana vieron cómo ya no eran los únicos que ejercían de revulsivos. Sobre todo, Gouffran y Sissoko generaron muchas expectativas por su rápida adaptación. Aún así, conforme pasaron las jornadas se estancaron y el equipo llegó a jugar con el descenso. La afición contaba los días para que el martirio se acabase y el verano viniera acompañado de fichajes que estabilizaran los resultados.  Sin embargo, debieron conformarse con Loïc Rémy, otro francés más.

Newcastle habla francés. 

Arrancó la temporada 2013/14. A pesar de que se produjeron menos fichajes de lo esperado, analizando la plantilla, Pardew no debería tener problemas para afrontar con garantías el curso. El nivel de los jugadores es apto para posicionar al equipo en la zona media-alta de la tabla. Incluso podría aspirar a Europa si todos remasen en la misma dirección. Para ello deben enfrentarse a sus principales problemas. La defensa continúa cometiendo los mismos errores y deja en evidencia al resto. Este problema incide directamente en otro. Al equipo le cuesta marcar y, si debe darle la vuelta al marcador con frecuencia, el bloqueo se generaliza.

Alan Pardew se ha encontrado con obstáculos que superar. 

Es posible que no haya que mirar delante ni atrás, sino en medio. Las diferentes opciones con las que juega Alan llegan a una única conclusión. Con Anita el equipo pierde frescura, el juego se ralentiza y se pierde presencia en el área rival. No se trata de echar las culpas a una única persona, pero sí que una de las afecciones de este Newcastle lleva tatuado su nombre.  La línea que debe seguir el equipo si pretende escalar puestos en la tabla y hacer frente a equipos como el Liverpool, pasa por una actitud similar a la mostrada en Goodison Park. Aunque parecía que el partido estaba decidido en el descanso, supieron reaccionar en la segunda parte llegando a rozar la igualada. La aparición de Cabaye supuso el cambio de guión que necesitaban. No hay dudas de que Yohan es la pieza clave del esquema. Su visión de juego, sus pases, asistencias y disparos desde fuera del área fortalecen al Newcastle. Su labor es tan completa que la temporada pasada fue uno de los jugadores más amonestados de la plantilla. Capacidad de liderazgo y concienciación defensiva. Si además se une con la efusividad de hombres como Gouffran, Sissoko o Ben Arfa, el escenario da un giro de 180º. De hecho, este último está llamado a ser vital. Si las lesiones le respetan y su cabeza no le juega una mala pasada, debe conseguir la regularidad que ansía. Tiene físico, técnica y la magia necesaria para ser esa clase de jugadores que decide los encuentros de manera favorable y marca las diferencias.

Cabaye, el director de orquesta de Pardew


Cissé debe reaccionar. El crédito comienza a esfumarse y debe marcar con regularidad. Los goles de Loïc Rémy, la mitad de los que suma el equipo, están dejando en un segundo plano sus carencias, pero no será por mucho tiempo. Nueve goles en siete encuentros es una renta escasa y mejorable para las Urracas. Cuatro de ellos se han anotado desde el descanso del choque con el Everton. Un punto de inflexión que generó la victoria ante el Cardiff y que debe permitir que sigan en esa línea, a pesar del paréntesis consecuencia de los partidos internacionales. La cita contra el Liverpool servirá para comprobar si realmente el Newcastle ha comenzado su racha ascendente o, por el contrario, se produce otro de sus vaivenes que generan tanta desconfianza. El sábado tendremos la respuesta.

Loic Remy se ha convertido en el hombre gol de las "urracas".


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