Michael Robinson, un futbolista con principios.
Michael Robinson, un futbolista
con principios.
Esta es la historia de un chico
nacido en Leicester a finales de los 50 del que su gran sueño era jugar en el Liverpool. Ese
sueño se hizo realidad en 1983. Michael John Robinson abandonaba el Brighton
& Hove Albion para pasar a formar parte de uno de los mejores Liverpool de
la historia. Ese año el club de Anfield lograría vencer la Liga Inglesa, la
copa de la Liga y la copa de Europa.
Robin heredó de su padre la
pasión por el Liverpool, lo que les llevó en innumerables ocasiones a recorrer
las 117 millas que separan Leicester de Liverpool para ver in situ al club de
sus amores.
Su carrera futbolística como
profesional comenzó con tan solo 17 años, Robin era un delantero que tenía
mucha facilidad anotadora y dominaba a la perfección el juego aéreo. Cualidades
que para Sir Bobby Charlton entonces entrenador del Preston North End que no
pasaron desapercibidas y decidió presentarse en casa de los Robinson para
ficharlo. Con el Preston jugó durante 4 temporadas, de ahí fue traspasado al
Manchester City por 750.000 £, importe que, de no ser por el 1.000.000 £ que
pagó el Nottingham Forest por Trevor Francis días antes, hubiese sido el mayor
traspaso de historia del fútbol por aquel entonces. Del City pasó al Brighton
& Hove Albión donde verdaderamente triunfó y llegó a jugar una final de la F.A.Cup.
Hasta que un día el técnico del Brighton
Jimmy Melia, que jugó en el Liverpool, le llamó para comunicarle que iba ser traspasado al más grande de Gran Bretaña.
Él no quería ir ni al Everton ni al
Manchester United. "¿Al Rangers? ¿Al Arsenal?", le preguntó. Sentía
demasiado respeto por el Liverpool como para preguntar por él. Se menospreciaba a sí mismo. Nunca se hubiera
fichado para el Liverpool porque lo quería demasiado y no quería romper nada.
Al final, Melia, mirándole a los ojos
insistió: "El más grande". "¿El más grande?", le repitió. Se dieron un abrazo sin nombrar la palabra 'Liverpool'. No hizo falta nada más.
El día de su presentación con el
Liverpool y frente a los medios de comunicación, Robin recordó algo que le
ocurrió en uno de sus viajes de niñez desde Leicester a Liverpool: "Un día iba
en coche con mi padre a Anfield. De repente, nos perdimos por una nueva
circunvalación y tuve que preguntar a un hombre: '¿Cómo se llega a Anfield?', 'luchando, sacrificándote, entregándote en cuerpo y alma', me
contestó".
"Cat" como llamaban
a Robinson los compañeros del Liverpool
pronto entabló una gran amistad con Graeme Souness, verdadero líder de ese
vestuario. Para Robin era una situación extraña, estaba compartiendo vestuario
con gente a la que idolatraba. Su papel en el Liverpool era la de ayudar a Ian
Rush en la delantera y oxigenar de
minutos a Kenny Dalglish para garantizar
su longevidad. La temporada fue fantástica para el Liverpool, vencieron en la
competición liguera, posteriormente denominada Premier, y en la copa de la Liga,
pero el mayor logro fue ganar la copa de Europa frente a la Roma y disputando
se esa final en el campo de la Roma, algo que ningún club había conseguido con anterioridad,
vencer la final en casa del rival. Esa temporada, entre todas las competiciones, disputó un total de 42 encuentros y anotó un total de 12 goles. Pero al finalizar la temporada a
Robin le invadió una duda, no tenía nada claro que el fútbol que tenía el en
sus botas era lo suficientemente bueno como para jugar en ese gran equipo. El
Liverpool además había fichado a Paul Walsh y Robin no quería acabar jugando en
el reservas y siendo un lastre para el equipo. Su pasión por el Liverpool era
demasiado grande como para que el fuese un problema.. Así, el día
de nochebuena tomó la decisión más dura de su vida y pidió ser traspasado al
QPR. Al día siguiente, era el Boxing Day, el Liverpool jugaba contra en
Leicester City, Robin junto con su mujer fue a Anfield a recoger las botas y en
el camino de vuelta se encontró con los aficionados del Liverpool que caminaban
hacia Anfield para ver el partido. Partido en el que Robin iba a ser titular de
no haber pedido el traspaso. Al llegar a casa rompió a llorar como no lo había hecho desde que era niño.
En el QPR pasó dos temporadas, pero como él
recuerda no fue nada justo con el equipo londinense, todo eran comparaciones
con el Liverpool. Finalizó su carrera futbolística en el Osasuna de Pamplona
donde recaló buscando un fútbol diferente al británico. Al colgar las botas
comenzó la faceta televisiva con la que la mayoría de los aficionados actuales
le reconocen, por eso y por ese castellano con acento inglés tan peculiar por el que
temporalmente tiene que ir a Inglaterra para no perderlo y perfeccionarlo...
El Liverpool en Michael Robinson
tiene un magnífico embajador, por que los valores y los principios que demostró hacia el club de sus
amores, hoy en día en el fútbol actual, brillan por su ausencia.
Os dejamos una entrevista muy interesante que le hicieron en "Kaiser Magazine" a Michael Robinson.
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