Análisis del equipo: Brendan Rodgers.
Brendan Rodgers y la reinvención de su ‘death by football’.
A inicios de la temporada pasada, Brendan Rodgers explicaba su visión acerca del fútbol, y un concepto quedó enmarcado en la memoria de muchos y hasta fue usado más adelante para burlarse del norirlandés luego de los resultados no tan positivos. Dicho concepto fue el de ‘death by football’ cuando Rodgers decía que cuando tienes la pelota un 65 o 70% del tiempo, es la muerte por fútbol para el otro equipo, que le quitaba la vida al rival. En su momento Rodgers decía que obviamente no estaban en dicho punto aún, pero un año después Rodgers redefinió su concepto, entendió que no todo se basaba en la posesión y sorprendió a la Premier League con su letal ‘death by football’.
Mucho se ha dicho sobre el hecho de pasar de un séptimo puesto a segundos, allí a las puertas de un título ante la nómina más cara en la historia del deporte, pero el trabajo de Rodgers va más allá. Rodgers merece créditos por el renacimiento de un club que estaba por el piso, luego de ser adquirido por un par de farsantes que casi lo llevan a segunda a causa de la mala gestión y deudas adquiridas; un club al que la prensa pintaba como villano luego de despedir a un consentido como Roy Hodgson y que previo a la final en Wembley ante el Cardiff decía que la nación entera estaba detrás de los galeses, y que de no ser por ese solitario y dramático título habría sido un hazmerreír de muchos.
Rodgers recibió un proyecto de un equipo que venía de finalizar octavo, lleno de jugadores que no daban la talla, errores enormes que se cometieron en el mercado pero tomó el reto y empezó a pavimentar el camino para llevar al equipo a donde se encuentra hoy en día, de vuelta en la élite de Europa, en Champions League, y jugando un fútbol que no se veía en Anfield desde hace muchísimo tiempo.
Los primeros pasos.
El juego por momentos vertiginoso, vertical y atractivo que el Liverpool desplegó esta temporada es mérito total a lo que se trabajó la pasada campaña, una temporada definida por dos claras mitades que se reflejó en el estilo de juego de los Reds. En la primera mitad de la temporada 2012-13 el juego propuesto por Rodgers se basó en su tan ansiada posesión de la pelota, atravesando un período de adaptación complicadísimo con resultados negativos pero donde se veía la intención del equipo. Llegó enero y el norirlandés entendió las limitaciones de su plantilla y las potencialidades de la misma, y fue allí cuando hizo lo que mejor ha sabido hacer Brendan, sacar lo mejor de sus jugadores, de sus jóvenes, y de aquellos que tenían un pie afuera del equipo. Así fue como el quipo empezó a trabajar en las transiciones rápidas en ataque, dejando a un lado la importancia de la posesión, y tras dos períodos claramente definidos se inició la temporada 2013-14 con unos Reds mostrando lo mejor de ambos estilos.
La tormenta perfecta
Así se le llegó a llamar al juego desarrollado por el Liverpool esta temporada en la que los Reds por lo general salían como un huracán en los primeros minutos, dejando al rival por lo general golpeado (abajo en el marcador) y en un estado de sumisión sin capacidad de reacción ante la principal fortaleza del equipo de Rodgers, la velocidad en las transiciones de ataque. Brendan le dio al equipo la habilidad de convertir cada posesión en una oportunidad de ataque con peligro y muchas personas han caído en el error de considerar al Liverpool como un equipo contragolpeador, a pesar de solo marcar 9 goles (de los 101 de la temporada) a la contra. El secreto está en la presión alta, haciendo que el rival se equivoque en su propia cancha, esto fue lo que se trabajó en la primera parte de la pasada campaña y se perfeccionó en esta. Claro está, dicho sistema tiene sus claros riesgos (resbalón de Gerrard ante el Chelsea) pero es una alternativa muy válida cuando los rivales se sientan profundos defendiéndose con uñas y dientes; y ante aquellos que quieran salir de igual a igual (véase Arsenal en Anfield), pues suerte.
Flexibilidad táctica.
Hay gente que ha querido señalar que no se cuenta con un plan B, que Rodgers no tiene variantes, pero a lo largo de la temporada el norirlandés desplegó todo su conocimiento táctico para armar al equipo de la mejor forma de acuerdo a las piezas que tenía disponible. 4-2-3-1, 4-3-3, 5-3-2, 4-4-2 con el diamante en el medio. Todas estas fueron las alternativas usadas por Rodgers a lo largo de la campaña, frente a las lesiones de Sturridge, Gerrard o Coutinho, dependiendo del rival o la situación del partido. Cambios de ritmo, la utilización de Sterling como parte del trío de ataque o una de las puntas del rombo, la redefinición de la posición de Gerrard como el mediocampista más retrasado, etc. Muchísimos son los argumentos para dejar por el piso el mito de la rigidez táctica de Rodgers.
Nos hizo soñar.
Obviamente no todo es perfecto. Rodgers mostró ingenuidad en algunos partidos como los 4 centrales ante el Southampton, el no incluir a Agger estando 3-1 ante el Palace, el uso de un estático doble-pivote con Lucas y Gerrard que debe ser dejado atrás para bien (las estadísticas cuando juegan juntos son muy negativas), pero esto no debe quitarle créditos al enorme y espectacular trabajo de Rodgers.
Brendan trajo las redes rojas de vuelta, la vieja placa de ‘This Is Anfield’, sumó a Kenny Dalglish una vez más, supo no solo manejar a la prensa, sino convertirla en un aliado. Entendió la importancia de la afición en el club, dándoles un rol y haciéndolos sentir importantes. Adoptó la historia del club y la usó como inspiración, le quitó peso a esa camiseta roja de los jugadores y si, como nos hizo soñar…
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