DERBY MERSEYSIDE

by - abril 21, 2016


Fútbol, sudor y lágrimas: el Derby del Merseyside



Por Billy Escobar (@BillyEscobar7)

Un miércoles de noche con Anfield repleto hasta en las escaleras, los gritos que se mezclan entre festejos, provocaciones e ironías. Reds y Toffees, Liverpool y Everton: en uno de los derbys más amistosos del mundo, día importante para Merseyside y solo un buen aficionado de alguno de los dos equipos, sabe que esta noche es relevante, aunque en México, sea un partido más y pocos ubiquen al Everton.

El ambiente: inmejorable, el partido: intenso de principio a fin por parte de los Reds, en las tribunas el apoyo incondicional, es un derby, es buscar puestos de Europa, es poder humillar en el marcador a los “chicos de la otra cuadra”, aún con esta estela que ha dejado aquella victoria ante Dortmund hace dos semanas, pasión que lleva a los aficionados a alternar entre el infarto y el estallido máximo de felicidad.

Felicidad que llega con dos cabezazos, primero de Divock Origi y después, dedicado a todo “el país de Liverpool”, un gol de Sakho. Esa felicidad se ve afectada, perjudicada, dañada, estropeada completamente por una entrada criminal de Funes Mori al delantero del momento: Origi. El joven belga no siguió en el partido y ahora, con más motivos se tenía que buscar la goleada.




Y llegó, Sturridge a pase de Lucas el tercero y Coutinho clavando el último que hará que algunos padres consolaran a sus hijos en la tribuna y viceversa, porque así se vive este derby, adentro del rectángulo puede ser una guerra deportiva, pero afuera hay respeto, hay amistad, incluso lazos familiares, lo cual no quita la pasión, la euforia y los motivos para ver este partido diferente, sin importar cómo vengan los dos equipos.



Al final una fiesta, el equipo paseo la pelota por cuatro o cinco minutos e hizo que Anfield reviviera aquellas viejas glorias, como esperando que en un futuro, no muy lejano, la mayoría de los partidos sean dominados como el de ayer ante Everton, con esa esperanza que ha traído Klopp y ese juego particular que gusta, que encanta y que por lapsos grandes, empieza a verse.



Fútbol, sudor y lágrimas, así se vive un derby. Trabajo, orden táctico y sacrifico, porque los derbys no se juegan, se ganan.


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