La gran historia de Gerry Byrne, 112 minutos con el hombro roto

by - mayo 03, 2017


Fuerza, coraje y corazón por unos colores.




Por Jorge Olmos (@george_olmos)

Valiente y determinado, fue jugador del  Liverpool y miembro del equipo que quedó campeón del mundo en 1966 en su país, Inglaterra. Gerry Byrne o “Crunch”, como le llamaban los hinchas y sus compañeros del Liverpool, fue un lateral izquierdo que con la camiseta del Liverpool ganó 2 títulos de liga y una FA Cup a las órdenes de Bill Shankly y que además formó parte del equipo de 1966 que ganó el título en casa.

Pero la historia del gran Byrne se debería escribir con letras de pundonor. Byrne en la final de 1965 ante el Leeds consiguió que la historia se convirtiese en leyenda. En el minuto tres del partido de FA Cup , Byrne colisionaba con Bobby Collins y después de ese golpe Gerry se rompió la clavícula.

Pese a ello, Byrne estaba desesperado por no dejar a su equipo con uno menos: “A Shankly no le gustaban las lesiones”, así decía Gerry recordando aquella final. Y es que “Crunch” le pidió a Bob Paisley que por favor no dijera nada de su lesión a Shankly. Jugó todo el tiempo reglamentario y la totalidad de la prórroga con la rotura de su clavícula. Aunque el dolor era grave, con el brazo colgando y sin fuerzas, Byrne no sólo jugó los 117 minutos, sino que también fue quien puso el balón del primer gol a Roger Hunt. “Ni siquiera se me pasó por la mente abandonar el campo”, dijo el lateral del Liverpool.


El tremendo golpe de Byrne con Bobby Collins, jugandose el tipo le hizo romperse la clavícula 

Ese día fue una prueba de carácter: “Yo era un jugador duro. Jugué 117 minutos con una fractura de clavícula en la final de la Copa FA 1965. Pero yo estaba más preocupado por mi pierna porque Bobby Collins fue a por el balón y me levantó la piel y la espinilla. Me estaban tratando y no me importa la clavícula. No fue hasta después cuando me di cuenta del dolor en  mi clavícula. Tú todavía puedes sentir la rotura de mi clavícula. Hubiera sido probablemente una tarjeta roja en la actualidad”,  recordaba Byrne.

Gerry era un hombre tranquilo y un poco solitario fuera del campo, aunque dentro era una persona distinta: “Me corté el pelo para tratar de ser más duro”, dijo una vez. Tommy Smith era un tipo duro y contaba hace tiempo cómo era Byrne y cómo fue su primer contacto con él en un entrenamiento de cinco contra cinco en el que Smith tuvo la ocasión de pasar entre las piernas un balón y después marcar gol: "Yo estaba en la cima del mundo. Entonces un par de minutos después un balón estaba entre nosotros, fui a cabecearlo y Gerry me cabeceó a mí. Yo caí clavándole la mirada. Cuando estaba en el suelo cubierto de sangre, Shankly se acercó y estando en el suelo me dijo: “Lección numero una: ‘Nunca le hagas un túnel a Gerry Byrne y creas que puedas salirte con la tuya” .

Byrne siempre se enorgulleció de ser un jugador duro pero limpio:  “Yo era un jugador limpio, duro pero justo. Solía esperar que llegara el balón y entonces yo iba a por él. Tu podías golpear a alguien cuando el balón estaba allí y eso era todo”.

Este scouser nació en 1953 y a la edad de 15 ya se unió al fútbol amateur en el Liverpool Catholic Schoolboys: “A Mr. Williams no le importaba como lo hiciera que no le gustaba. Nunca conseguía un partido. Me pusieron a prueba y marqué tres goles. Aun así no entré en el equipo. Tenía quince años y después me firmó Liverpool Catholic Schoolboys que estaban jugando en Dublín. Fui a Dublín, donde fui descubierto por un tipo llamado Tosh Moore, que siempre tenía pequeños de cigarrillos. Él me firmó para el Liverpool. Yo estuve dos años como amateur y cuando tenía 17 años firmé como profesional. Mis primeros salarios eran 8 libras y 12 libras. 8 libras en la pretemporada y 12 libras en la temporada.", recordaba Gerry Byrne en una entrevista.


Byrne fue un jugador muy recordado por la afición Red, alguien que lo daba todo por la camiseta del Liveprool. 

Su debut no llegó hasta el 28 de septiembre 1957, un brote de gripe golpeó a la primera plantilla y llegó su oportunidad.  Pero no fue el debut soñado, el Liverpool perdía ante el Charlton por 5-1  y encima el bueno de Gerry se marcó un gol en propia puerta: “Me hubiera gustado que la tierra me tragara cuando marque aquel gol. Acababa de darle un pase de nuevo a Tommy Lawrence y él no estaba allí".

Ese sería su único partido en la temporada 1957-58 y tan sólo consiguió jugar seis partidos más en las siguientes tres temporadas, la experiencia de los dos laterales John Molyneux y Ronnie Moran, le hacían difícil la posibilidad de hacerse con un puesto. A Byrne en ese momento se le colocó en la lista de jugadores para ser traspasados cuando llegó Bill Shankly como manager en 1959. El gran entrenador quiso levantar al Liverpool de esa Second Division y le dio la oportunidad a Byrne.

El grandísimo técnico escoces logró ver el talento de Gerry Byrne donde sus antecesores, Don Welsh y Phil Taylor, no lo habían visto. Fue al momento llevado fuera de la lista de jugadores traspasados y, con Moran lesionado, Byrne encontró por fin su gran oportunidad. En un año se convirtió en parte de la nueva cara del Liverpool que Shankly quería , ganó la Second Division en 1961-62 y pasó a ser parte importante en los títulos de First Division de 1963-64 y 1965-66, además de la FA Cup de 1965. También Byrne fue el primer jugador del Liverpool en anotar en Europa (1964) y jugar la Recopa de 1966 ante el Borussia Dortmund, donde los Reds perdieron.


Héroes de una historia que muchos recuerdan.. 

Pero vayamos aquel partido y para que veáis que era otro fútbol en el que no tenía cabida el no luchar por tus compañeros y por la camiseta que portabas: “Tan pronto como alcancé la banda sabía que mi diagnóstico inicial era que tenía algo muy doloroso. Se había roto la clavícula. Mi primera reacción debería haber sido pedir al banquillo que llamara una camilla. Pero Gerry  me miró y me dijo: "¡No se lo digas a nadie!". Yo le pregunté: "¿Sabes que se te ha roto?".  Gerry  lo sabía, pero aun así insistió en jugar los 87 minutos restantes y, como sucedió, otra media hora de tiempo extra“, recordaba años después Bob Paisley que en aquellos años ejercía de fisioterapeuta, médico y lo que fuera por el Liverpool.

Paisley no estaba muy por la labor de dejarle seguir así, pero la reacción de Gerry y su cara no le dejó dudas: "Puede llegar a funcionar." Y lo hizo, en una de las más valientes actuaciones que se ha presenciado en Wembley.: "Volví al banquillo y vi a Shanks sentado allí. Le dije que se trataba de una fractura de clavícula, pero él no lo creía y simplemente me dijo: "Eso nunca va a estar roto". Gerry pasó a hacer su típico partido. Lleno de esfuerzo y con un poco de habilidad y a pesar de que tenía fracturada la clavícula hizo que llegara el primer gol de Roger Hunt".

El Liverpool ganaría aquella final y hay imágenes de como Byrne con el brazo en cabestrillo dio la vuelta a Anfield. Puro pundonor.


Byrne fuer el gran héroe de aquella final, en Anfield ayudado llevó el trofeo, con su hombro en cabestrillo. 

Pero no fue la única vez que él lo dio todo  aunque se lesionara de gravedad, Paisley recodaba aquel pundonor de Byrne así: "La temporada siguiente, Gerry se dislocó el codo en el partido de la Recopa frente al Celtic en Parkhead. Él tenía gran dolor, pero nuestro médico del club, Jack Reid, hizo un tremendo trabajo con él y se quedó hasta diez minutos del final. Lo llevaron al hospital al día siguiente, el brazo estaba negro desde la muñeca hasta el hombro, pero no hubo descanso. Al día siguiente se jugaba el partido de Liga contra el Stoke City".

Sus grandes actuaciones no pasaron desapercibidas para el seleccionador Alf Ramsey y decidió que fuese parte de los veintidós jugadores que formaron parte de la selección de 1966, junto a sus compañeros de equipo Roger Hunt y Ian Callaghan. Ramsey no le tuvo como jugador titular (recordar que en aquellos años no había suplentes) y el seleccionador eligió a Ray Wilson del Everton para que fuera el lateral izquierdo del equipo inglés puesto que ya había jugado 45 partidos en aquella etapa. En aquel momento tan sólo se le daba la medalla de campeones a los jugadores que actuaban en al final, pero en 2009 Byrne logró esa medalla, reconociendo aquella generación.


Sus grandes actuaciones no pasaron desapercibidas para Ramsey.

Byrne no volvió a la selección y esto se debió en parte a una lesión que sufrió en el primer partido de temporada 1966-67. Una lesión en la rodilla ante el Leicester City le hizo que durante tres años luchara por recuperarse hasta que dejó  a los 31 años el Liverpool con 274 partidos de Liga y 333 partidos en total.

La pérdida de Byrne fue dura para su gran valedor, Shankly, que dijo: “Cuando Gerry se fue, una gran parte del Liverpool se fue. Él era duro y hábil y dio todo lo que tenía. Más que eso, fue totalmente honesto, que es la mayor calidad de todas. Fue el mejor profesional de muchos”.

Tras retirarse en 1969, estuvo unos años en el cuerpo técnico del Liverpool. En 1970, Gerry Byrne tuvo su partido homenaje, el gran lateral que tantas veces lo dio todo por aquel equipo era uno de los favoritos de la hinchada Red. Gerry no pensaba que se llenara Anfield para aquella cita.

"En la noche que yo estaba en Anfield, todo estaba oscuro y estaba lloviendo. Creía que nadie se iba a presentar. Sin embargo, allí había 42.000 espectadores. Las personas me apodaron "the Crunch" y debe ser que les gustaba”.

Bill Shankly tenía un cariño especial por todos hombres, pero a Gerry le tenía aún más: "He tenido muchos jugadores hábiles y de la talla de Peter Thompson, Ian St John, Kevin Keegan y Steve Heighway  y todos llamaban la atención. Pero el mejor profesional de los muchos era Gerry Byrne. Él no era llamativo y él no te marcaba goles. Pero él era duro y hábil y dio todo lo que tenía. Más que eso era totalmente honesto.  La cuál es la cualidad más grande de todas. Era un verdadero Liverpudlian que no podía mirar a sus compañeros scousers a la cara después de un partido a menos que hubieran dado todo lo que tenían durante 90 minutos”. 



Cuando murió a los 77 años de edad, sus compañeros recordaban como el Alzheimer hizo mella en él. Pero aun así, cuando quedaban apara recordar aquellas aventuras siempre volvía, junto a todo el cariño que le tenían, la historia de su lesión en la final de la FA Cup 1965: “Se podía sentir donde se rompió. Él siempre te daba un gran abrazo cuando se despedía de ti” decían sus compañeros.


Bibliográfia LFCHistory y The Guardian



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