The Observer: Naby Keita por @SharkGutierrez
Entre Touré y Okocha
Por Shark Gutiérrez (@SharkGutierrez)
Uno de los jugadores que ha sonado con fuerza para reforzar la plantilla del Liverpool la temporada que viene es Naby Keita, el medio del RB Leipzig está en el punto de mira de los grandes europeos y Klopp parece que ha pensado en él para ser parte importante de la media Red. Le hemos pedido a Shark Gutiérrez que nos analice a una de las sorpresas de la Bundesliga.
Cuando Pep Guardiola decidió no contar con Yayá Touré, muchos escépticos del técnico de Santpedor se hicieron infinitas preguntas. Todas, relacionadas con un porqué, a fin de cuentas, futbolístico. Para el costamarfileño fue algo más personal: no le gustaba jugar como central, pero tampoco tenía la paciencia y orden necesarios para jugar de mediocentro. Guardiola dio alas al que, en años anteriores, había entrenado en su filial: Sergio Busquets. El hijo de Carles pasó de ser un interior con llegada en edades tempranas, a ser un mediocentro con una capacidad innata para el posicionamiento que Pep necesitaba. Fue el “pulpo” y sostén de un equipo que practicaba el juego de posición a las órdenes de Xavi Hernández y Andrés Iniesta.
Touré, que había sido importante con Rikjaard, había destacado por la espectacularidad de sus acciones. Su físico, imponente, escondía una potencia algo descontrolada. Yayá era capaz de recibir la pelota en la divisoria y hacer la clásica jugada maradoniana hasta llegar al área para finalizar. Él lo empezaba, él lo acababa. Durante un tiempo eso funcionó en la Ciudad Condal, pero la llegada de Guardiola al banquillo culé, terminó dando con Yayá Touré -así como su representante- en la Premier League. Allí, como todo el mundo futbolístico conoce y tiene presente, los mediocentros posicionales eran una utopía. Mascherano, Xabi Alonso, Essien…y pocos más como modelo de mediocentro. Incluso ellos, especialmente el tolosarra y el compatriota de Yayá, se acercaron más al área rival que al área propia. Una competición donde prima la espectacularidad, pero no el orden táctico, terminó explotando una imagen que mostró, en su momento, Patrick Vieira años atrás en aquél Arsenal. A partir del “4” galo más cacareado, los equipos empezaron a buscar centrocampistas de ese corte: un físico primoroso, una presencia inconfundible y estar cerca del gol, bien sea a través de un pase definitivo, o bien en su definición.
Una de las primeras lecciones de marketing es “crearle a la gente la necesidad de un producto que, a priori, no necesita”. Fue así como la Premier empezó a importar la misma tipología de centrocampistas. Bien sea por ascendencia o por haber residido en países como Francia (antigua potencia colonial) o Bélgica, se empezaron a poner de moda, no solo en Inglaterra, sino en el resto de Europa; todo equipo debía tener a un centrocampista fuerte físicamente, potente y algo anárquico en las formas. África es el origen y empezó a ser, de forma indirecta, un continente exportador de esta clase de jugadores. En la actualidad, aún continúan surgiendo jugadores de este corte, incluso en países donde la Bundesliga siempre pone sus miras por precio y por cercanía cultural: Austria y Suiza.
De Austria, precisamente, llegó esta temporada Naby Keita a Leipzig. Red Bull ha creado un emporio donde se intercambian jugadores cuál oligopolio, aunque con una capa de barniz legal pertinente. Otros jugadores han dado el salto procedentes de Salzburgo (Sabitzer e Ilsanker, entre otros) para potenciar el ambicioso proyecto de Rangnick. Con una mentalidad claramente ofensiva, el RasenBallsport Leipzig es un equipo relativamente ordenado sin balón y fulminante con ella en los pies. No se preocupan por conservar el cuero, salvo si tienen una ventaja considerable, sino por atacar con bastante vértigo la portería rival: “que corra la pelota y acompañen jugadores igual de veloces”, parece ser el mensaje de Hasenhüttl y que impregna Ralf Rangnick desde la dirección deportiva. Solo así se explica la incorporación de Naby Keita esta temporada. No obstante, Keita es un futbolista que tiene un mayor impacto en el juego; es él quien conduce los ataques del equipo. Su potencia y conducción hacen casi imposible pararle sin cometer falta en su camino, especialmente cuando el Leipzig ha de llevar la iniciativa y atacar en estático. Keita revoluciona todo el ataque y, generalmente, lo hace a partir de sus arrancadas con la bola en los pies. Es cuando todo el equipo, delanteros y laterales inclusive, participan para abrirle espacios y huecos por donde pueden atacar. Es esa sensación de que, cuando le llega la pelota, sus compañeros saben que algo va a pasar y se ponen manos a la obra. Los delanteros se abren hacia lo respectivos lados de los picos del área, los de banda trazan la diagonal hacia dentro, permitiendo así crear diferentes situaciones de peligro. Tanto Sabitzer como Forsberg son jugadores igual de dinámicos; aprovechan la coyuntura para acercarse al área y aumentar las prestaciones goleadoras del equipo. Bien sea con una asistencia hacia el corazón del área, cuando el esférico llega a sus pies, o bien resolviendo situaciones de uno para uno s con el portero y la defensa prácticamente vendida. Keita genera todo eso, no solo por la potencia y conducción de pelota, sino por los movimientos sin balón que produce cuando él la tiene. Generalmente entra por el centro y no le importa atacar el área e incluso finalizar la jugada, si ve el hueco.
A priori, se trata de un perfil con un tren inferior relativamente bajo, lo que le permite tener más explosividad con (o sin) pelota. Tiende a echarse el equipo a la espalda en situaciones incomodas para el colectivo y no rehúye responsabilidades a la hora de liderar ataques más posicionales, a pesar de que el equipo no está construido para jugar sin esa velocidad extra necesaria para crear peligro.
Ante el interés de equipos pertenecientes a la Premier League, Naby Keita es un jugador llamativo y que atrae la atención a una competición que, pese a los esfuerzos de entrenadores como Pocchetino, Mourinho o Guardiola, el centro del campo tiene un peso menor con respecto a las áreas. Jürgen Klopp sabe de este tipo de fútbol que se práctica hoy en día en Inglaterra y, en cierta manera, quiere o necesita de jugadores complementarios o cercano a ese estilo de juego.
A fin de cuentas, los centrocampistas africanos ofrecen espectacularidad en físico y cierta desazón en la disposición táctica. Como individualidad siempre llamará la atención por encima de un mediocentro posicional, y Naby Keita tiene ese talento y técnica necesaria para llevar al RB Leipzig, o al equipo en el que esté, a lo más alto.
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