Manchester City 3 - 0 Liverpool.
Minutos antes del inicio del choque, caía un verdadero aguacero sobre Manchester. Parecía una metáfora de lo que poco después acontecería sobre el césped del City of Manchester, o Etihad Stadium si nos ceñimos al nombre oficial del estadio. No sería un aguacero de juego el que caería sobre el Liverpool por parte del Man. City, pero si que, como una lluvia suave pero constante, los de Dalglish acabaron empapados con 3 goles en contra y sin capacidad de respuesta para contrarestar la contundente pegada del rival.
El hecho es que mucho podrían haber cambiado las cosas si en el minuto 7 de juego, tras una perfecta cobinación entre Carroll y Henderson, el centrocampista inglés enviaba un preciso balón a la espalda de la defensa citizen para Downing, que se presentaba solo ante Joe Hart. Lamentablemente, el extremo red no supo superar al meta inglés que tapó muy bien todos los huecos y evitó con su cuerpo el avance del balón hacia meta.
Lo que son las cosas. Del posible 0-1, se pasó rápidamente al 1-0 a favor de los locales bien poco después. La fuerte presión ejercida por los jugadores del City sobre la salida del balón desde la defensa red, propiciaba el robo del balón en la propia cancha de los de Dalglish. Agüero recibiría el balón y sin pensárselo disparó a puerta duro pero muy centrado. El balón parecía que no plantearía dificultades para que Pepe Reina lo blocara, pero inexplicablemente, Reina era incapaz de blocarlo y se colaba por debajo del cuerpo del meta español. Minuto 11 de juego y la primera en la frente.
El City ya tenía el partido donde quería. Sin apenas despeinarse los de Mancini ya lideraban el marcador ante un Liverpool que tan solo era capaz de ofrecer una estéril posesión de balón, siempre dificultada por la ocasional presión del rival. No se veía puerta. La media del Liverpool era incapaz de elaborar una sola jugada dirigida hacia la meta de Joe Hart. Henderson, pese a la buena acción del inicio del partido, se diluyó por completo. Adam no es el tipo de jugar capacitado para llevar la manija del encuentro y orientar al equipo. Kuyt, que ocupó la banda derecha, estuvo inédito. Downing, estuvo tan voluntarioso como desafortunado en sus acciones. Tan solo Spearing manutuvo el buen tono, con una gran actitud asimilando a la perfección el papel de Lucas Leiva. Ante este panorama en la media, Andy Carroll naufragaba a la deriva solitario en punta, con la única posibilidad de luchar por la infinidad de balones aéreos que le enviaban sus compañeros.
Como decíamos, el City jugaba con una facilidad pasmosa ante un rival incapaz de generar peligro. Cuando a los de Mancini les daba por apretar minimamente el acelerador, las ocasiones de peligro llegaban con facilidad a la porteria de Reina. Y así fue como a la salida de un córner Yaya Touré aumentaría la ventaja de los locales. Touré de potente remate de cabeza. Una jugada muy parecida a la del único gol del City en el partido de Anfield hace mes y medio.
Con el 2-0 en el marcador, el partido no varió un ápice su patrón. Seguía el Liverpool con mayor posesión, pero totalmente inofensiva. Tan solo una jugada por banda izquierda de Downing pudo alterar esa monotonía. Downing, llegando hasta la línea de fondo y centrando para encontrar la cabeza de Carroll que dejaba en bandeja a Kuyt en el area pequeña. El holandés remató a puerta pero el balón encontró el cuerpo de Kompany que evitó que el marcador variara antes de retomar el camino de los vestuarios.
Descanso y la sensación muy clara de que el Liverpool necesitaba algo más de creatividad y de empuje. La entrada en el terreno de juego de hombres como Gerrard y Bellamy parecía necesaria. Y así lo hizo efectivo Kenny Dalglish en el minuto 57 sustituyendo a Charlie Adam y Kuyt. El Liverpool pareció ganar enteros con los cambios. Bellamy ofreció una vez más ese empuje y esa rabia ganadora tan necesaria. Mientras que Gerrard aportó serenidad y mejor conducción al balón.
Pero con la mejora Red, llegó la puntilla citizen en forma de penalty. Con el City jugando con diez por la expulsión por doble amarilla de Gareth Barry, se encontró con un penalty a favor que sentenciaría, si no lo estaba ya, de forma definitiva el encuentro. Yaya Touré se internaba en el area y ante la llegada de Skrtel al corte, caía en el area sin mediar contacto. James Milner transformaría el penalty engañando a Reina. Partido finiquitado.
Liverpool: Reina, Johnson, Agger, Skrtel, Jose Enrique, Adam (Gerrard 57), Kuyt (Bellamy 57), Henderson, Spearing (Maxi 76), Downing, Carroll.
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