Anfield Legends: Didi Hamann

by - octubre 31, 2013

 El Kaiser.



Un alemán con picardía muy scouse; el hombre que más allá de la inspiración de Gerrard o las atajadas de Dudek, sería el que cambiaría el rumbo esa noche en el estadio Ataturk de Estambul. Pasó 7 años en el club donde ganó una copa UEFA, 2 Supercopas de Europa, 1 Champions League, 2 FA Cup, 2 Copas de la Liga y 1 Charity Shield, además de un título muy peculiar del cual Didi presume con mucho orgullo, ser conocido como el único hombre que corría más rápido hacia atrás que hacia adelante.

Por Jorge De Castro (@jorge_decastro)

Un jugador de esos tapados, de los que no se habla mucho pero que son vitales. Catalogado como el peor profesional a la hora de entrenar por uno de sus grandes amigos como lo es Jamie Carragher, que a su vez que sin importar eso, era capaz de darte partidos perfectos. Luego de vestir la camiseta Red por 283 partidos marcando 11 goles, dejó el club de Merseyside a lo grande, ganando la FA Cup en la aquella épica final ante el West Ham. Forjó una gran relación con los Kopites a base de su entrega y clase en el campo, además de su carisma y amor por la ciudad de Liverpool.

“Los fans no eran simples personas que ayudaban a pagar nuestros salarios, ellos eran parte de la familia del Liverpool.”

Un scouser bávaro.

Didi Hamann llegó a Anfield en el verano de 1999 proveniente del Newcastle y fue un caso de amor a primera vista. La ciudad, afición, y equipo lo acogieron no como un jugador extranjero más que llegaba a reforzar al equipo, sino que rápidamente vieron en el Kaiser, a uno más de los suyos.

 “Desde el momento en que llegué a Liverpool sentí un sentimiento extraño que empezaba a bañarme. Me emocioné por lo que veía y recibía en las bienvenidas de la gente. Fui parte de una época especial en la historia del Liverpool Football Club, algo que se quedará conmigo por el resto de mi vida. Mientras los años pasaron, Liverpool se convirtió en una parte de mí, y yo me convertí en parte de Liverpool.”



Hamann se convirtió rápidamente en uno de los jugadores más respetados en la plantilla por su gran calidad dentro del campo, ocupando un rol que a veces pasa desapercibido pero que es sumamente vital. Un rol en el que hoy en día se emplea Steven Gerrard, aportando en defensa y en ataque con una inteligencia y lectura del juego envidiable. Pero no fue solo su calidad lo que lo convirtió en uno de los jugadores más populares dentro de la plantilla, y especialmente entre los scousers del equipo, fue su gran sentido del humor y sencillez para tratar y bromear con todos.

“Fueron los chicos locales con los que me relacioné más desde que llegué y hoy en día aún somos muy amigos. Michael Owen, Steven Gerrard, Robbie Fowler y Jamie Carragher inmediatamente me tomaron y encontré que la forma Scouse de ver el mundo empezaba a adentrarse profundamente en mis poros.”

El mismo Jamie Carragher cuenta un par de anécdotas acerca del gran personaje que era Didi Hamann.

Carra: “Lo llevamos (a Didi) a pasar una noche el centro de la ciudad, esperando pasar un buen rato con un alemán tranquilo y tímido. Al final de la noche nuestras preconcepciones quedaron por el piso. Mientras dejamos la discoteca, Didi anunció que sabía la forma perfecta para conseguirnos un taxi. Vimos con horror como nuestro flamante mediocampista de 9 millones de libras de acostaba en medio la ajetreada vía de Castle Street en Liverpool esperando que un conductor clavara los frenos en lugar de arrollarlo. Afortunadamente un conductor se detuvo y Didi le dijo: ‘te daré 40 libras si me llevas a casa’. El conductor le respondió: ‘¿dónde vives?’. Y Didi añadió: ‘No tengo idea, apenas acabo de llegar aquí’. Hasta el día de hoy, no tengo idea de cómo llegó a sus casa, o a donde le dijo al taxista que lo llevara.”.



En otra ocasión, esta vez en Japón, una noche antes de regresar a Liverpool luego de su participación en el Mundial de Clubes, Carra y Didi se vieron envueltos en otra noche loca donde el alemán fue el principal protagonista.

Carra: “Los japoneses no son la raza más físicamente intimidante del mundo. Ante la llegada de una docena de policías bajitos un aficionado gritó: ‘¿dónde está Blancanieves?’. La respuesta fue una serie de arrestos para todos los que estaban a una distancia caminable, incluyéndome a mí, Didi y mi amigo Mick Laffey. Estabamos muy ocupados riéndonos de los pequeños tíos gritándonos en japonés para darnos cuenta de la seriedad de la situación. Teníamos que correr. Camino a la estación pusimos la operación en proceso, corrí en una dirección y le grité a Didi que hiciera lo propio. Cerca de las 4 am llegué al hotel y llamé a la habitación de Didi y Sami (Hyypia) me dijo que no había llegado. En el desayuno cuando me preparaba a contarle a Didi lo ocurrido vi a Didi bajar de un taxi. Didi dijo: “No logre escapar cuando tu lo hiciste”. Mi amigo Mick aceptó la responsabilidad de iniciar una pelea con Didi, y la policía al preguntarle porque haría eso con un jugador de su equipo, Mick respondió: ‘Mi jugador favorito de todos los tiempos es Kevin Keegan. Este tío a mi lado marcó un gole en Wembley que le costó el trabajo de entrenador de Inglaterra a mi ídolo, y desde entonces he querido vengarme’. Había lágrimas en nuestros ojos mientras Didi me contaba la anécdota.”

Un cigarrillo para una leyenda.

Cuando Rafa Benítez dio el XI inicial para final de la Champions League en 2005 ante el AC Milán, no había un hombre más devastado en el vestuario que Dietmar Hamann, así lo describe el propio Steven Gerrard.



Cuando se habla de Estambul, muchos hablan del gol de Gerrard que inició la remontada, o las magistrales atajadas de Dudek a Shevchenko en la prórroga y posteriormente en la tanda de penales, pero pocos recuerdan que el movimiento que inició el regreso de los Reds en el partido, lo hizo Rafa Benítez al introducir al partido a Hamann.

“Rafa se acercó a mí, muy calmado. Me miró y me dijo: ‘Kaiser, alístate, vas a entrar’. Y ahí estaba yo, en el círculo central del estadio Ataturk pensando, ‘pienso que hay una gran cantidad de lugares mejores para estar un miércoles por la noche que este lugar ahora mismo’. La afición del Liverpool había puesto de lado el shock y la desesperación y se habían levantado. Estaban vivos al sonido del ‘You’ll Never Walk Alone’, casi esperando, ante todo, que de alguna manera, ellos pudiesen levantar al equipo.”

Como dijo Rafa Benítez, Hamann cumplió su trabajo, detener las corridas de Kaka que arrolló el mediocampo Red durante toda la primera mitad. Hamann le dio la calma al equipo y junto con Xabi Alonso sostuvieron el mediocampo permitiendo que Gerrard y Smicer se soltaran y así llegaron los goles. Posteriormente, Hamann terminaría el partido fracturado, en dolor, pero a lo grande, marcando el primer penal en una tanda histórica.

“A 5 minutos del final sentí un crujido en pie. Luego me entero de que era una fractura en mi pie derecho. Desde luego que dolía, pero no tenía ninguna duda de que en esa noche, de todas las noches, y en ese partido de todos los partidos, yo iba a continuar. Rafa se me acercó y me preguntó si quería tomar un penal. Yo tenía un hueso roto en mi pie, Rafa no sabía esto, pero no le dije nada y no dude en decirle que si. Minutos después Rafa se me acercó y me dijo que iba a tomar el primer penal. Eso fue una decisión inspirada o una peculiar, no lo sé. Yo no era un cobrador de penales. Solo había tomado un par en toda mi carrera fallando uno en la final de la Copa de la Liga ante el Birmingham.”

Hamann marcó y Dudek invocó a Grobbelaar, la copa de Europa regresaba a Anfield y la fiesta comenzaba.

“En el vestidor me acerqué al presidente David Moores y le dije: ‘necesito verte en mi oficina.’ Le señalé hacia las duchas. Me miró confundido pero toleró mi comportamiento extraño. Nos habíamos convertido en amigos porque teníamos algo en común. Éramos las únicas dos personas en el club que fumábamos. Le dije: ‘presidente, necesito un cigarrillo; rápido, deme uno de los suyos.’ Me miró como si le hubiese pedido que dejara al Milan llevarse la copa a casa. ‘Pero káiser, no puedo hacer eso. ¿Y si Rafa entra?’ Increíble. Ahora hablaba en un susurro pero con urgencia, le dije: ‘Presidente, usted es el dueño de este jodido club. ¿Recuerda? Si él entre solo le dice: “El Kaiser está disfrutando un cigarrillo” y de ahí vemos. ¿OK?’ Eventualmente, el presidente encendió un cigarrillo para cada uno en un cubículo de una ducha. Nos miramos por lo que pareció una eternidad, lágrimas corrían por sus mejillas y temblaba tanto que la ceniza de su cigarillo caía al piso. No se habló ninguna palabra. Porque no había palabras para describir lo que estábamos sintiendo.”

Al otro lado de Stanley Park.

En el verano del 2006, Hamann se veía obligado a buscar un nuevo club. A pesar de alcanzar el número de partidos necesarios para activar una clausula de renovación, Rafa Benítez le informaba que ya no sería un regular. Una de las ofertas recibidas por el Kaiser llegaría de muy cerca, tan solo al otro lado de Stanley Park, y Didi cuenta porque rechazó la oferta de David Moyes.


“Fue una decisión difícil. Tengo mucho respeto por David Moyes, y pienso que es muy buen entrenador. Siempre disfruté nuestros enfrentamientos ante el Everton, fueron grandes partidos. Los aficionados del Everton siempre me trataron bien, no tenía problemas ahí. A pesar de la gran rivalidad en la ciudad, jamás tuve problemas con un aficionado del Everton. Me hubiese gustado jugar para Moyes. El problema era el Everton. Le dije: ‘Moysie, me encantaría jugar para ti, pero quiero poder regresar a Liverpool en el futuro. En 5 o 10 años y ser tratado como uno de la familia.’ Hubiese perjudicado mi relación con el club que amo, y eso no es algo que quisiese hacer.”

Hamann firmó por el Bolton pero en cuestión de horas surgió el interés del Manchester City y el Bolton se embolsillo casi medio millón de libras por un jugador que jamás jugó un minuto para ellos, en lo que Didi catalogó como la transferencia gratis más cara de la historia.




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