Anfield Legends: Didi Hamann
El Kaiser.
Un alemán con picardía muy scouse; el hombre que más allá de la inspiración de Gerrard o las atajadas de Dudek, sería el que cambiaría el rumbo esa noche en el estadio Ataturk de Estambul. Pasó 7 años en el club donde ganó una copa UEFA, 2 Supercopas de Europa, 1 Champions League, 2 FA Cup, 2 Copas de la Liga y 1 Charity Shield, además de un título muy peculiar del cual Didi presume con mucho orgullo, ser conocido como el único hombre que corría más rápido hacia atrás que hacia adelante.
Un jugador de esos tapados, de
los que no se habla mucho pero que son vitales. Catalogado como el peor
profesional a la hora de entrenar por uno de sus grandes amigos como lo es
Jamie Carragher, que a su vez que sin importar eso, era capaz de darte partidos
perfectos. Luego de vestir la camiseta Red por 283 partidos marcando 11 goles,
dejó el club de Merseyside a lo grande, ganando la FA Cup en la aquella épica
final ante el West Ham. Forjó una gran relación con los Kopites a base de su entrega
y clase en el campo, además de su carisma y amor por la ciudad de Liverpool.
“Los fans no eran simples
personas que ayudaban a pagar nuestros salarios, ellos eran parte de la familia
del Liverpool.”
Un scouser bávaro.
Didi Hamann llegó a Anfield en el
verano de 1999 proveniente del Newcastle y fue un caso de amor a primera vista. La ciudad, afición, y equipo
lo acogieron no como un jugador extranjero más que llegaba a reforzar al
equipo, sino que rápidamente vieron en el Kaiser, a uno más de los suyos.
“Desde el momento en que llegué a Liverpool
sentí un sentimiento extraño que empezaba a bañarme. Me emocioné por lo que
veía y recibía en las bienvenidas de la gente. Fui parte de una época especial
en la historia del Liverpool Football Club, algo que se quedará conmigo por el
resto de mi vida. Mientras los años pasaron, Liverpool se convirtió en una
parte de mí, y yo me convertí en parte de Liverpool.”
Hamann se convirtió rápidamente
en uno de los jugadores más respetados en la plantilla por su gran calidad
dentro del campo, ocupando un rol que a veces pasa desapercibido pero que es
sumamente vital. Un rol en el que hoy en día se emplea Steven Gerrard,
aportando en defensa y en ataque con una inteligencia y lectura del juego
envidiable. Pero no fue solo su calidad lo que lo convirtió en uno de los jugadores
más populares dentro de la plantilla, y especialmente entre los scousers del
equipo, fue su gran sentido del humor y sencillez para tratar y bromear con
todos.
“Fueron los chicos locales con
los que me relacioné más desde que llegué y hoy en día aún somos muy amigos.
Michael Owen, Steven Gerrard, Robbie Fowler y Jamie Carragher inmediatamente me
tomaron y encontré que la forma Scouse de ver el mundo empezaba a adentrarse
profundamente en mis poros.”
El mismo Jamie Carragher cuenta
un par de anécdotas acerca del gran personaje que era Didi Hamann.
Carra: “Lo llevamos (a Didi) a
pasar una noche el centro de la ciudad, esperando pasar un buen rato con un
alemán tranquilo y tímido. Al final de la noche nuestras preconcepciones
quedaron por el piso. Mientras dejamos la discoteca, Didi anunció que sabía la
forma perfecta para conseguirnos un taxi. Vimos con horror como nuestro
flamante mediocampista de 9 millones de libras de acostaba en medio la
ajetreada vía de Castle Street en Liverpool esperando que un conductor clavara
los frenos en lugar de arrollarlo. Afortunadamente un conductor se detuvo y
Didi le dijo: ‘te daré 40 libras si me llevas a casa’. El conductor le
respondió: ‘¿dónde vives?’. Y Didi añadió: ‘No tengo idea, apenas acabo de
llegar aquí’. Hasta el día de hoy, no tengo idea de cómo llegó a sus casa, o a
donde le dijo al taxista que lo llevara.”.
En otra ocasión, esta vez en
Japón, una noche antes de regresar a Liverpool luego de su participación en el
Mundial de Clubes, Carra y Didi se vieron envueltos en otra noche loca donde el
alemán fue el principal protagonista.
Carra: “Los japoneses no son la
raza más físicamente intimidante del mundo. Ante la llegada de una docena de
policías bajitos un aficionado gritó: ‘¿dónde está Blancanieves?’. La respuesta
fue una serie de arrestos para todos los que estaban a una distancia caminable,
incluyéndome a mí, Didi y mi amigo Mick Laffey. Estabamos muy ocupados
riéndonos de los pequeños tíos gritándonos en japonés para darnos cuenta de la
seriedad de la situación. Teníamos que correr. Camino a la estación pusimos la
operación en proceso, corrí en una dirección y le grité a Didi que hiciera lo
propio. Cerca de las 4 am llegué al hotel y llamé a la habitación de Didi y
Sami (Hyypia) me dijo que no había llegado. En el desayuno cuando me preparaba
a contarle a Didi lo ocurrido vi a Didi bajar de un taxi. Didi dijo: “No logre
escapar cuando tu lo hiciste”. Mi amigo Mick aceptó la responsabilidad de
iniciar una pelea con Didi, y la policía al preguntarle porque haría eso con un
jugador de su equipo, Mick respondió: ‘Mi jugador favorito de todos los tiempos
es Kevin Keegan. Este tío a mi lado marcó un gole en Wembley que le costó el
trabajo de entrenador de Inglaterra a mi ídolo, y desde entonces he querido
vengarme’. Había lágrimas en nuestros ojos mientras Didi me contaba la
anécdota.”
Un cigarrillo para una leyenda.
Cuando Rafa Benítez dio el XI
inicial para final de la Champions League en 2005 ante el AC Milán, no había un
hombre más devastado en el vestuario que Dietmar Hamann, así lo describe el
propio Steven Gerrard.
Cuando se habla de Estambul, muchos
hablan del gol de Gerrard que inició la remontada, o las magistrales atajadas
de Dudek a Shevchenko en la prórroga y posteriormente en la tanda de penales,
pero pocos recuerdan que el movimiento que inició el regreso de los Reds en el
partido, lo hizo Rafa Benítez al introducir al partido a Hamann.
“Rafa se acercó a mí, muy
calmado. Me miró y me dijo: ‘Kaiser, alístate, vas a entrar’. Y ahí estaba yo,
en el círculo central del estadio Ataturk pensando, ‘pienso que hay una gran
cantidad de lugares mejores para estar un miércoles por la noche que este lugar
ahora mismo’. La afición del Liverpool había puesto de lado el shock y la
desesperación y se habían levantado. Estaban vivos al sonido del ‘You’ll Never
Walk Alone’, casi esperando, ante todo, que de alguna manera, ellos pudiesen
levantar al equipo.”
Como dijo Rafa Benítez, Hamann
cumplió su trabajo, detener las corridas de Kaka que arrolló el mediocampo Red
durante toda la primera mitad. Hamann le dio la calma al equipo y junto con
Xabi Alonso sostuvieron el mediocampo permitiendo que Gerrard y Smicer se
soltaran y así llegaron los goles. Posteriormente, Hamann terminaría el partido
fracturado, en dolor, pero a lo grande, marcando el primer penal en una tanda
histórica.
“A 5 minutos del final sentí un
crujido en pie. Luego me entero de que era una fractura en mi pie derecho.
Desde luego que dolía, pero no tenía ninguna duda de que en esa noche, de todas
las noches, y en ese partido de todos los partidos, yo iba a continuar. Rafa se
me acercó y me preguntó si quería tomar un penal. Yo tenía un hueso roto en mi
pie, Rafa no sabía esto, pero no le dije nada y no dude en decirle que si.
Minutos después Rafa se me acercó y me dijo que iba a tomar el primer penal.
Eso fue una decisión inspirada o una peculiar, no lo sé. Yo no era un cobrador
de penales. Solo había tomado un par en toda mi carrera fallando uno en la
final de la Copa de la Liga ante el Birmingham.”
Hamann marcó y Dudek invocó a
Grobbelaar, la copa de Europa regresaba a Anfield y la fiesta comenzaba.
“En el vestidor me acerqué al
presidente David Moores y le dije: ‘necesito verte en mi oficina.’ Le señalé
hacia las duchas. Me miró confundido pero toleró mi comportamiento extraño. Nos
habíamos convertido en amigos porque teníamos algo en común. Éramos las únicas
dos personas en el club que fumábamos. Le dije: ‘presidente, necesito un
cigarrillo; rápido, deme uno de los suyos.’ Me miró como si le hubiese pedido
que dejara al Milan llevarse la copa a casa. ‘Pero káiser, no puedo hacer eso.
¿Y si Rafa entra?’ Increíble. Ahora hablaba en un susurro pero con urgencia, le
dije: ‘Presidente, usted es el dueño de este jodido club. ¿Recuerda? Si él
entre solo le dice: “El Kaiser está disfrutando un cigarrillo” y de ahí vemos. ¿OK?’ Eventualmente, el presidente
encendió un cigarrillo para cada uno en un cubículo de una ducha. Nos
miramos por lo que pareció una eternidad, lágrimas corrían por sus mejillas y
temblaba tanto que la ceniza de su cigarillo caía al piso. No se habló ninguna
palabra. Porque no había palabras para describir lo que estábamos sintiendo.”
Al otro lado de Stanley Park.
En el verano del 2006, Hamann se
veía obligado a buscar un nuevo club. A pesar de alcanzar el número de partidos
necesarios para activar una clausula de renovación, Rafa Benítez le informaba
que ya no sería un regular. Una de las ofertas recibidas por el Kaiser llegaría
de muy cerca, tan solo al otro lado de Stanley Park, y Didi cuenta porque
rechazó la oferta de David Moyes.
“Fue una decisión difícil. Tengo
mucho respeto por David Moyes, y pienso que es muy buen entrenador. Siempre
disfruté nuestros enfrentamientos ante el Everton, fueron grandes partidos. Los
aficionados del Everton siempre me trataron bien, no tenía problemas ahí. A
pesar de la gran rivalidad en la ciudad, jamás tuve problemas con un aficionado
del Everton. Me hubiese gustado jugar para Moyes. El problema era el Everton.
Le dije: ‘Moysie, me encantaría jugar para ti, pero quiero poder regresar a
Liverpool en el futuro. En 5 o 10 años y ser tratado como uno de la familia.’ Hubiese
perjudicado mi relación con el club que amo, y eso no es algo que quisiese
hacer.”
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