La opinión de @jorge_decastro del #LFC 2-2 West Bromwich
Anfield recordó su esencia
El Liverpool llegaba al encuentro encadenando una serie de pobre actuaciones que empezaron con victoria ante el Swansea, derrota en Newcastle y empate en Suiza ante el Sion. Enfrente tenían a un siempre complicado equipo de Tony Pullis que se especializa en complicarle la vida a los Reds. El resultado fue un guión más que repetido y el Liverpool ve como se le escapa una nueva oportunidad de cerrar la brecha con el Top 4, pero más allá del empate, Klopp hizo que Anfield celebrase el punto como si fuesen tres.
Los de Merseyside venían peleados con gol, con muchas dudas en Anfield y con el efecto Klopp que parece estar diluyéndose. Ante esto, esa figura vestida con ropa deportiva y que usualmente porta gorra amenazaba desde la línea de banda, y no nos referimos a Klopp, sino al peor rival posible considerando todas las circunstancias previas al encuentro, Tony Pulis.
El cuadro de Klopp inició con todo, con un primer cuarto de hora al que ya nos tiene acostumbrados, y tanta intensidad rindió sus frutos cerca de la mitad del primer tiempo tras una linda jugada colectiva de Coutinho que colgó balón perfecto para Lallana y el No.20 se la bajaba perfecto al capitán que volvía a ser titular en Anfield y lo celebraba marcando.
La intensidad del capitán será clave para los de Klopp
De ahí en adelante el partido empezó a tomar el camino típico de esos encuentros ante la banda de Pulis, pelotazos largos a su única punta, en este caso Salomón Rondón, y a esperar una falta, un tiro de esquina y poco más. La estrategia salió a la perfección, como suele suceder cuando el equipo de enfrente es el Liverpool y fue así como tras un tiro de esquina y la complicidad de Simon Mignolet, Dawson ponía el empate en el marcador. Para aumentar la miseria de los hombres de Klopp, Olsson marcaba tras una nueva pelota parada en la última jugada antes del descanso pero tras lo que parece era la hora de tomar el té del juez de línea, el tanto fue invalidado por una ajustada posición adelantada. Alivio en Anfield, pero se temía lo peor.
En la segunda mitad, ya estábamos bien adentrados en la mala película carente de acción que caracteriza a los encuentros ante Pulis. Dominio abismal de la posesión por parte del Liverpool que llegó a ser de hasta el 83% pero sin llegadas claras y con la sensación de que cualquier pelota parada en contra podía ser letal… ¡y cómo no! Así llegó el segundo, a revancha del sueco Olsson, que apenas peinó un tiro de esquina cerrado ante una mala marca y si, todo encaminado para el tercer acto. El Liverpool desbordado en ataque ante la muralla Baggie que aguantaba sin muchos apuros ayudados por un Benteke frustrado y que se vio mal durante todo el encuentro.
Lo más desafortunado del encuentro, más allá de los errores en el fondo, fue la lesión de Dejan Lovren. El croata tuvo un duro choque con Gardner, sin mala intención, que lo dejó revolcándose sobre el césped con gritos de dolor que ponían la piel de gallina en un Anfield en el que ya bastante frío hacía. Lovren abandonaba el campo en camilla y Klopp se la jugaba dándole cancha a Origi, ya por debajo en el marcador.
La lesión de Dejan provocó que árbitro añadiera 8 minutos, y en el 96 la fortuna o esos 96 ángeles que siempre acompañan en Anfield, acompañaron un remate de Divock Origi que se desvió descolocando a Myhill y poniendo el empate para la locura de Klopp que desde la banda levantó e hizo rugir a Anfield como si celebrase los 3 puntos.
A final el empate sirve para recortarle un punto al Manchester United y Tottenham. Empate que a muchos puede saber a poco pero no extraña considerando el rival sentado en el banquillo rival. Y quizás, más allá de las críticas que probablemente le lloverán a Mignolet y Benteke, debamos quedarnos con ese envión anímico que quiso dar Jürgen tras el empate, una celebración que quiso dar a entender se luchará con todo hasta el final, y que le recordó a Anfield ese vínculo de hermandad con sus once rojos que lo dejaron todo por ellos, y que en lo personal ilusiona ya que el jugador No.12 parece estar recuperando su ritmo.
Klopp llevó a los suyos a dar las gracias a The Kop, una imagen muy alemana, nos alegramos de este intercambio cultural.
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