La pizarra de @Javi15195 del Liverpool 4-1 Leicester City

by - septiembre 11, 2016


La dulce vuelta a casa.




Por Javier Cordero (@Javi15195)

Tras tres partidos de liga visitando a algunos huesos duros de la Premier, el Liverpool necesitaba volver a sentir el aliento de su hinchada. Las obras para la construcción de la nueva Main Stand habían sido el impedimento por el cual aún no había debutado en Anfield. El entusiasmo por contentar a la parroquia red en su propia casa estuvo presente en cada uno de los futbolistas, cuajando así una actuación soberbia y digna de un buen anfitrión. La gente volvió contenta a casa y no fue para menos, ya que el actual campeón de la Premier salió derrotado por 4 goles a 1. Poco pudieron hacer ante la avalancha de juego que se les abalanzó: en los 90 minutos el Leicester no se vio cerca de la victoria.



Más allá de la motivación extra del equipo por su debut como local, el principal motivo de la victoria radicó en dominar en las facetas que conocen y especialmente en las que no conocen, o al menos aquellas que no habían demostrado con constancia a lo largo de este inicio de temporada. El Leicester City no ha cambiado nada su forma de entender los partidos: el 4-4-2 clásico y sobrio sin la posesión para después activar a Mahrez-Vardy al contragolpe es su sello de distinción y la principal causa del sueño materializado durante la pasada Premier. Conocedores del problema de los reds para tener continuidad en ataque, Ranieri plantó un bloque medio en el que dejó libres a los centrales rivales para trabajar sobre las posibles opciones de pase de éstos dos. Molestaría la salida de balón para así lograr robos más cerca de Mignolet y transitar con más facilidades. En este punto en concreto, el Liverpool empezó a crecer y a partir de este momento se desencadenó el resto del vendaval. Tanto Matip como Leiva (a pesar del error del 1-2 inició el 0-1 y el 0-2) mostraron mucha claridad en el pase desde el fondo a lo largo de la tarde y en caso de no poder progresar por el acoso de Okazaki y Vardy, el Liverpool mostró una salida lavolpiana no vista anteriormente y que dio muestras de estar muy bien trabajada. Henderson y a veces Wijnaldum leyeron con acierto las situaciones en las que debían incrustarse en los centrales y generar la superioridad para instalarse en la otra mitad. Su primera opción y la más explotada fue la de los laterales, cuya posición abierta y a espaldas de la primera o la segunda línea de presión del Leicester provocaba el giro o el retroceso de las mismas, asegurando al Liverpool rebasar la línea de mediocampo continuamente. El Liverpool ya había generado una ventaja hasta ahora invisible durante los partidos anteriores.


JOEL MATIP (CENTRAL DERECHO). 72 PASES CON UN ACIERTO DEL 83%. ALTERNANCIA DE PASE CORTO CON CONDUCCIONES HASTA MEDIO CAMPO


LUCAS LEIVA (CENTRAL IZQUIERDO). 90 PASES CON UN ACIERTO DEL 85 %, ELECCIÓN Y EJECUCIÓN RÁPIDA Y VARIOS TIPOS DE PASE: HORIZONTAL, DIAGONAL, VERTICAL...




SALIDA DE BALÓN LFC: DISPOSICIÓN AMPLIA, MUCHA MOVILIDAD INTERIOR (INTERCAMBIO DE POSICIONES) Y LATERALES CONTINUAMENTE PROYECTADOS EN CAMPO RIVAL.


Ese pase que activaba a unos laterales abiertos y profundos obsequió al Liverpool con un dominio valioso que a su vez se transformó en lo que Klopp llevaba semanas buscando con Lallana y Wijnaldum como interiores en su dibujo 4-3-3. Si anteriormente habíamos visto su utilidad en un contexto defensivo, en el cuarto partido vimos lo que eran capaces de hacer cuando su equipo ataca constantemente. La permanente movilidad de ambos provocaba que cada jugada de ataque fuese distinta a la anterior y a su vez distinta a la siguiente. Reparto de alturas, apertura de la posición, cambio de perfil entre ambos, desmarques hacia la frontal... Con la ayuda del trío de atacantes y los laterales fijando por fuera, las jugadas de ataques se llenaron de fluidez, mucho ritmo y un enorme dinamismo para abrir el cerrojo del Leicester, que nunca pudo detectar en qué espacios podían juntarse los reds para hacer daño. Entre la insistencia de Firmino por dinamizar el ataque y la de Mané por lanzar al equipo en carrera, Sturridge completó una muy buena actuación a base de apoyos y sumando claridad a cada ataque. Así, el Liverpool se puso con el 0-2 con facilidad y solo un regalo de Leiva a Vardy puso emoción al encuentro antes del descanso.


El Liverpool mostró mucha armonía fabricando  espacios mediante la movilidad de sus interiores y atacantes


Durante el segundo tiempo, la tónica del partido fue muy similar. El Liverpool solo pudo sufrir ante alguna salida dubitativa de Mignolet por alto y en alguna pérdida puntual (al haber tanta movilidad, perderla y no actuar lo suficientemente rápido para recuperar posición puede facilitar contragolpes) que un magnífico Henderson de mediocentro supo resolver. Su capacidad para abarcar todo el ancho y criterio con el balón le hacen ser un elemento importante para sumar equilibrio. El Liverpool siguió recuperando rápido la posesión y con un Leicester tocado, pudimos ver la exuberancia física de Sadio Mané, incansable a la hora de acompañar cada ataque y demostrando que es por sí mismo una amenaza al contragolpe conduciendo la pelota, corriendo al espacio o finalizando la acción.



Klopp debe estar contento por ver la mejora en el comportamiento habitual de su equipo. Pero más si cabe, debe enorgullecerse de que el equipo haya mostrado ese acierto y sobretodo esa actitud desarrollando nuevas soluciones ante los problemas que se le habían presentado semanas atrás. Y Anfield y su nuevo aspecto, como no, impulsaron esas ganas de agradar.


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